Si me permites robarte un minuto te lo explico:
Imagina por un segundo. Vas caminando tranquilamente por la calle cuando de repente sientes una pequeña molestia en el zapato. Te detienes para ver qué se te ha metido en la zapatilla. Mueves el pie un poco y consigues cambiarlo de lugar unos segundos pero al intentar retomar la marcha, te das cuenta de que la solución temporal no sirve y debes quitarte el zapato. No podrás seguir caminando hasta que no hayas hecho algo al respecto de lo que te molestaba. ¿Conoces la sensación?
Hay ocasiones en las que ocurre algo similar con las ideas. No es que sean particularmente molestas, pero sí tenemos la tendencia de darle vueltas y vueltas en la cabeza cuando algo nos preocupa o interesa. Y hay veces que para poder "seguir caminando" es necesario expresarlas. Hay mil formas de hacer esto mismo. Pero una de ellas es escribir.
Lo cierto es que si nunca saliéramos a caminar, nunca se nos meterían piedras en el zapato o arena en las zapatillas. Pero contemplar el mundo desde la ventana puede ser un tanto aburrido. Del mismo modo, las ideas necesitan de experiencias que las motiven.
Quizá ésta no sea la mejor ni más original forma de exlicar el contenido de este blog. Pero es la excusa para narrar alguna que otra historia y plasmar un par de ideas.
Espero que entre los fragmentos encuentres algo que te guste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario